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Evangelio sin Franquicias

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Cual pues es mi galardón, que predicando el evangelio presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio” (1° Corintios 9:18)
En cierta ocasión, vi un vaso con esta frase escrita: “Jesús es Señor” Una familia lo había comprado, pero que fue lo que les convenció de comprar ese vaso…? La respuesta es obvia: el nombre de Jesús.
En ninguna parte de la Biblia, dice que el nombre de Jesucristo fue vendido o comprado.
El nombre que es sobre todo nombre, no es para vender mercancías o merchandising. El Santo nombre de Dios, no es una característica opcional, que usted pueda agregar a un producto de su pertenencia, solo para venderlo o comercializarlo. Pero lamentablemente, hoy en día, se usa el nombre de Jesucristo para vender libros, cd’s, remeras, publicidad, y cientos de otros productos,
La palabra vender significa cambiar algo por dinero. Ahora la pregunta es: esto hacia Jesucristo…? El Señor envió a sus apóstoles a vender sus mensajes…? claro que no… Jesús enseño que todo aquello que recibimos por gracia, por gracia también lo demos (Mateo 10:8) El contexto de la Biblia entera, es el de predicar el mensaje de Dios de manera gratuita y sin cobrar un solo centavo.
Uno de los malos frutos que se pueden ver en la mayoría de los falsos apóstoles de estos días, es precisamente el comerciar con las cosas sagradas de Dios.
Mientras que Balaán buscaba ganancias económicas por medio de sus profecías, otros como Pablo, ponían aun de lo suyo para llevar la palabra a los gentiles.
O acaso cree que el, no tenia gastos cuando llevaba la palabra de Jesucristo a un mundo perdido y hostil…?
Quien pago sus pasajes en las naves…?
Quien pago sus comidas y alojamiento…?
Quien pago sus gastos legales…?
Quien pago sus gastos médicos…?
El no solamente pagaba sus gastos, sino que además, soportaba la persecución y las cadenas por su predicación. “Yo traigo en mi cuerpo las marcas del señor Jesús” (Gálatas 6:17)
Cree usted, que Jeremías cobraba por hablar y escribir la palabra de Dios a los príncipes rebeldes de Israel…? Muy por el contrario, el pago con lagrimas el privilegio de ser el vocero del Señor.
Cristo envió su palabra al mundo para que seamos libres del pecado y salvos de toda condenación por medio de ella. Pero si nosotros escogemos usar la tecnología moderna, como por ejemplo internet, televisión o radio, en lugar de predicar solo con la boca, no sería correcto, que al igual que Pablo, escojamos pagar los gastos de esa tecnología, sin terminar cobrándoselos a los oyentes con la excusa de extender el reino de Dios…? Muchos que hoy dicen ser grandes siervos de Dios, aun no han aprendido a negarse a sí mismos y cargar cada uno con su cruz, sino que por el contrario, han buscado la manera de sacarle ventaja y provecho a la cruz de Cristo.
Que significa ser un discípulo…?
“Así pues cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33)
Ser discípulo de Cristo, es un proceso de renuncia; no de reembolso. Pablo y los otros discípulos, nunca trataron de rembolsarse dinero por medio de la venta del mensaje del evangelio.
El símbolo de la cruz, es precisamente la antítesis del símbolo de la moneda. El versículo “Id y predicad el evangelio a todo el mundo” se ha cambiado por “Id y vended el evangelio a todo el mundo” pero las escrituras no son de nuestra autoría, o de nuestra propiedad, y vender lo que no nos pertenece, no solo es deshonestidad, sino que además también es robo.
El vender, es la manera de distribuir información terrenal, mientras que el dar, es la manera de distribuir la revelación de Dios. Esto es un principio bíblico que no estoy inventando yo.
Se pueden vender las cosas santas por dinero…? Por supuesto que no. Los vasos santos, han sido quitados de su uso común, y ahora, han sido reservados para el uso exclusivo del Señor.
Santo, significa: “Dedicado a Dios, o apartado para Dios” por lo cual, lo que ya ha sido apartado para Dios, no puede, ni debe, ser objeto de comercio.
El nombre del Señor es santo, sus títulos son santos, y su palabra es santa, por lo tanto, todos los que creen en la completa inspiración divina de las escrituras, deben de estar de acuerdo que es un documento santo, al que no se le puede añadir o quitar nada de lo que allí se encuentra escrito, como así tampoco se le puede poner un precio.

Los cristianos, debemos de tener mucho cuidado en no imitar las costumbres de los idolatras, ya que el negocio de la idolatría es la venta de objetos supuestamente santos.
Se pueden vender los dones de Dios…?
El apóstol Pedro dijo: “Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero” (Hechos 8:20)
Pedro, esta refiriéndose a los dones relacionados a la predicación del evangelio, a la salvación que Dios ofrece, y en particular, al don del Espíritu Santo y los ministerios que resultan de Él. Estas cosas no se obtienen a costa de dinero, y el pensar que se les puede comprar o vender, es un error muy serio que se llama maldad.
Pedro continua diciendo: “No tienes tu ni parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios, arrepiéntete pues de esta tu maldad, y ruega a Dios si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón” (Hechos 8:21-22) Que diría Pedro, hoy, de la venta de nombramientos y ministerios que los falsos apóstoles de estos tiempos hacen a cambio de una buena ofrenda o diezmo…? Las escrituras son dones de Dios, el evangelio es un don, el sacrificio de Cristo es un don, la salvación a través de la sangre de Cristo es un don, los varios ministerios y habilidades que Dios da a sus siervos son dones, y ninguno de todos estos debe ser vendido por ningún motivo.
Recordemos un poco la historia: Martin Lutero, en su tiempo, protestaba en contra de la iglesia romana porque se vendían indulgencias o perdón de pecados. Lutero, entendió por las escrituras, que no se podía vender el perdón, puesto que es un don de Dios, el cual ya fue pagado por Jesucristo en la cruz. Ahora pensemos… Si alguien recibe el don espiritual de la enseñanza, podrá entonces, vender sus enseñanzas y cobrarle al público por oírlas…?
Qué diferencia hay entre la venta de pecados de la iglesia católica, en el tiempo de Lutero, a la venta del evangelio que hacen muchos seudo-ministros en la actualidad…?
Alguien podría decirme: “Pablo dijo, que el Señor ordeno que los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio (1 corintios 9:14) A estos yo les pregunto: Entonces el Señor quiso decir, que deben vivir del dinero que ganan por vender el evangelio…? Por supuesto que no… En mateo 10:8, el mismo Jesús ordeno, que lo que por gracia recibimos, por gracia también lo demos.
Los discípulos debían dar el evangelio gratuitamente a todos, y vivir de lo que la gente, en ofrendas voluntarias (no pedidas o inducidas, ya que esto solo es cobrar encubiertamente) les daba. Esto es lo que el mismo Jesús practicaba, y obviamente este método funciona, porque nunca oímos palabra negativa de Jesús, o de los apóstoles, quejándose de escasez de fondos, como continuamente oímos de los ministerios de hoy.
Hace algún tiempo, hablando con un amigo, y tratando de hacerle entender que a quien él llamaba su mentor, no era nada más que un falso apóstol de la prosperidad, me dijo lo siguiente: “Es que precisamente la prosperidad, es el fuerte del apóstol…” Creo que esta declaración habla por sí misma…
Como puede ser la prosperidad, el fuerte de un apóstol…? Acaso el fuerte, y el mensaje principal de cualquier hijo de Dios, no debe de ser el mensaje de la cruz…? Este tipo de personas, que se han autodenominado apóstol, se dedican a ir por las iglesias engañando a los creyentes con un triste, flaco y diluido evangelio de prosperidad y éxito, sin lograr discernir verdaderamente, la palabra de Dios, a causa de su amor por sí mismos, de su hambre de reconocimiento y poder, y de su avaricia y amor por el dinero.
Quien predica el evangelio por dinero, da al mundo la impresión de que el Señor Jesús no es mayor que los otros maestros religiosos, y que sus seguidores, no son diferentes a los de otras religiones que sacan ganancias de las ventas de accesorios religiosos. Cree usted que ese es el testimonio que el Padre celestial quiere que se de acerca de su Hijo Jesucristo…?
Porque no vendió moisés su mensaje a los ancianos de Israel…?
Porque no cobro Elías al pueblo, para ver el enfrentamiento en el monte Carmelo con los profetas de baal…?
Porque no vendió Juan el bautista su bautismo…?
Porque, cuando Felipe le predico al eunuco, tesorero de la reina de Etiopía, no le pidió ofrenda…?
El vender el mensaje, o el pedir dinero en el nombre del evangelio, constituye, en el amor al dinero, lo que la Biblia llama “raíz de todos los males” Esto ilustra muy claramente, la condición trágica en que se encuentran muchos predicadores en nuestros tiempos, imaginándose tener unción del cielo, cuando en realidad solo son miserables, pobres, ciegos y desnudos, como dice apocalipsis3:17.
Si usted recibe el don para ministrar al Señor y a la iglesia a través de la música, debe cobrar por ministrar…? Todo aquello que se vende y se comercializa, ya ha dejado de ser alabanza y adoración para Dios, y ha dejado de ser música santa (o para la gloria de Dios como muchos dicen hoy en día) porque ha sido contaminada con las costumbres del mundo, por lo cual necesita ser removida del templo de Dios. “y dijo a los que vendían palomas, quitad de aquí esto y no hagáis la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan 2:16) Al decir: “La casa de mi Padre” no se refiere solamente al edificio de piedra del templo, sino a todas las actividades que se llevan a cabo dentro.
Los sacerdotes y levitas, habían sido instruidos por Moisés para comer de los sacrificios santos, y de las ofrendas del pueblo de Israel, pero no, para cambiar esos sacrificios y ofrendas por oro, plata, joyas o dinero. Cada sacrificio a Dios, debe de costar algo al ministro que lo ofrece, y no, producir una ganancia económica a su favor. Pero muchos hombres, hoy en día, se hacen apóstoles, o se dedican a cantar, solo para no trabajar con sus manos, y de esta forma poder vivir de las ofrendas y diezmos de sus seguidores.
El rey David dijo: “porque no ofreceré a Jehová, mi Dios, holocaustos que no me cuestan nada” A David, le estaban regalando todo para hacer sacrificios al Señor y el no los acepto. El dijo: “yo pagare con mi dinero para ofrecer sacrificios al Señor” El era el rey, por lo tanto, pudo haberse valido de su posición y tomar ventaja de esta situación, pero no lo hizo. Compro la era, y los bueyes que habían sido usados para la agricultura, y los dedico a Jehová y no los volvió a vender (2 Samuel 24:24)
La enseñanza o don que se vende, y que produce ganancias económicas para el ministro, han perdido su recompensa delante de Dios. Igualmente el músico que pone precio a la alabanza.
En determinada ocasión un pastor dijo: “Nosotros mismos somos los culpables por haberles hecho creer a los evangelistas y cantantes, que son estrellas, y que entre más populares son, mas se les debe dar” Hoy en día, la mayoría “EXIGEN” volar en primera clase, limusina y chofer privado, hotel de cinco estrellas, suite presidencial ,manjares delicados, guardaespaldas, y por supuesto, una jugosa y apetitosa ofrenda de amor, muy, pero muy aparte de los 5000 dólares estipulados de antemano en el contrato, y de la venta del material de música, o de los mensajes grabados, o escritos en libros, además de otras curiosidades. Claro que esto les conviene a muchos pastores, ya que de esta manera atraen más gente a sus espectáculos, y por consiguiente mas plata de lo que se llevara el evangelista, o estrella de música invitado. Aunque más tarde todos terminan diciendo lo mismo: “Eso es mentira. Si hasta tuvimos que poner dinero de nuestro bolsillo” Pero después lo vuelven a hacer, y a hacer, y a hacer…
Jesús dijo: “De cierto os digo que ya tienen su recompensa” (mateo 6:5-16) Cualquier ganancia material que se saca de la venta del ministerio del Espíritu Santo, será la única recompensa que habrá para muchos, ya que quienes hacen esto, no tendrán recompensa en el cielo.
En los últimos tiempos, hemos permitido que el evangelio sea diseñado, empaquetado, anunciado como un producto, vendido y prostituido por cuanto falso apóstol se ha levantado, por lo cual hoy, se está cosechado una iglesia tibia y casi totalmente materialista. (Por supuesto que los que más ganan dinero con esto, son los que están menos dispuestos a cambiar)
Todo lo que se hace en la iglesia, debe ser para glorificar el nombre de Cristo, y para la edificación de la iglesia, no para suplir nuestras propias necesidades económicas
Los verdaderos hombres y mujeres que ministran en el nombre de Jesús, no van a los lugares donde se les ofrece dinero, ellos van donde el Espíritu Santo los guía. Estos hombre van para ministrar, no para ganarse un salario, pues el mismo Señor es quien suple todas sus necesidades, a través de sus propias manos como Pablo, quien fabricaba tiendas, o por medio de la generosidad de otras personas que quieren cooperar con la verdad, como se explica en 3 Juan 7-8.
Giezi, siervo de Eliseo, cayó en el error de buscar ganancia a través del ministerio de los dones de Dios, y fue reprendido muy duramente por el profeta con estas palabras: “Es tiempo de tomar plata y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas bueyes, siervos y siervas…? (2 reyes 5:26)

Acaso hoy, es tiempo de tomar dinero, cheques, joyas, propiedades, vehículos y tantas otras cosas que solo tienen que ver con las cosas de este mundo y lo material, con excusas de coberturas apostólicas, pactos de dinero, o extender el reino, en lugar de la predicación de la sana y verdadera doctrina del evangelio, y las cosas espirituales…? Quienes hacen lo que Giezi hizo, descendencia de Giezi son, por lo cual recibirán el juicio y el castigo de Dios.
Los hijos de Eli, trataron de recompensarse ellos mismos, demandando de la gente, la carne cruda de los animales que eran sacrificados al Señor, porque querían mucho más, de lo que Dios había dispuesto que les correspondía (1 Samuel 2:12-17) Los hijos de Eli no se arrepintieron, y Dios los entrego en manos de los filisteos para juicio, levantando para sí, un sacerdote fiel, llamado Samuel.
Puede usted imaginarse, que tan rico podría haber sido Jesús, si hubiera cobrado por los servicios que hacia…? Jesús era, es y será el mayor Maestro que haya pasado por este mundo en todos los tiempos, y El dio sus servicios gratuitamente, viviendo por la fe, de que el Padre provee abundantemente para los que buscan primero su reino y su justicia, como dice mateo 6:33.
Podría Pedro, acaso haber cobrado a la gente, por el pan y los peces que Jesús multiplico…?
Si el ministerio, la enseñanza, o la alabanza de
alguien, es un don sobrenatural que recibió por la fe en Jesucristo, debe darlo gratuitamente.
Supongamos que el presidente de la república, manda a un representante a llevar un regalo a la reina de España. Ese representante, debería cobrarle a la reina por el presente al entregárselo…? Si el rey Jesús, nos ha mandado con dones para nuestros semejantes, como se justificaran entonces, aquellos que están cobrando anticipadamente la recompensa, por dedicarse al ministerio del Señor…?
Eliseo no necesitaba la plata de Naaman. Abraham no necesitaba la riqueza del rey de Sodoma. Pedro no necesitaba el dinero de Simón el mago. Jesús no necesitaba la riqueza que le ofreció satanas, pero aun asi, hoy en dia, los Giezi, los hijos de Eli, y los Balaam, aparecen por televisión haciendo maratones de dinero, y recorren las iglesias enseñando falsas doctrinas, pidiendo dinero a cambio de dones, quemando fuego extraño en la presencia del Señor, y poniendo tropiezos al pueblo santo.
Pablo se sostenía haciendo tiendas, no vendía copias de sus predicas. No escribía libros de nuevas revelaciones para venderlos. No cobrara coberturas. No cobraba por orar, ni por hacer visitas personales. No cobraba por bautizar o por oficiar la santa cena. Aun su ministerio musical, en la cárcel de Filipos, fue gratis. Pero claro… Pablo era un verdadero apóstol de Cristo y no un falso maestro, como los que hoy en día se hacen llamar apóstoles, pero que con sus frutos y enseñanzas, niegan claramente a Jesucristo.
Pedro gano dinero pescando peces, nunca lo hizo pescando hombres (aunque hoy no los pescan… los “enlazan”)
Jesús indico que hay una diferencia entre la mercancía del mundo y el servicio espiritual, cuando dijo: “Dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21).
Lo que estamos diciendo, es que existe un muro de separación entre la iglesia y la tienda.
Jesús era carpintero y probablemente vendía muebles, puertas, arados y cosas semejantes. Pablo hacia tiendas y las vendía, pero el mensaje de Dios no proviene de este mundo, sino de arriba, por lo tanto ninguno de ellos jamás vendió el mensaje, las enseñanzas, o las alabanzas como si fueran mercadería mundana.
Se pueden vender conocimientos terrenales, pero nunca los espirituales que han sido recibidos por gracia. Tampoco se deben vender conocimientos terrenales, haciéndolos pasar por espirituales.
Aquel que considera que ha recibido algo de parte del Espíritu Santo y quiere enseñarlo a otros, no debe venderlo como mercadería del mundo, disimulando su venta con el nombre de “congreso” “Taller” etc, sino que debe compartirlo y enseñarlo, solo por gracia, ya que esta sabiduría proviene de arriba.
Hoy en día, la mayoría de los predicadores, a través de la radio, la televisión, internet, e incluso en las iglesias, terminan su “ungido” mensaje de revelación divina, pidiendo dinero o todo tipo de bienes materiales, poniéndole el nombre de “haga pacto con Dios”, pero todos los pactos de la Biblia fueron hechos de parte de Dios con el hombre, y no del hombre con Dios.
Lo que proceda del mundo, tiene un valor terrenal que se mide con dinero, pero lo que procede de arriba, tiene un valor espiritual y no se vende.
Jesús, nunca ha vendido a nadie franquicias para montar negocios, nunca firmo un contrato en el que le concede a algún hombre los derechos para vender su doctrina o su cobertura, y ningún sistema, económico terrenal, puede mejorar el método empleado por el Espíritu Santo para difundir el mensaje de salvación. Por lo tanto, lo único que podemos hacer nosotros, legítimamente, es unir nuestra voz a la del Espíritu Santo, en la invitación que El, hace a toda la humanidad “Y el espíritu y la esposa dicen ven, y el que oye diga ven, y el que tiene sed venga, y el que quiera tome del agua de la vida gratuitamente” (apocalipsis 22:17)

fuente:http://salyluzweb.com/

                    

                   

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