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De Perdonarse A Sí Mismo, Pero Dice Que No Puede
Relatando un incidente de su familia cuando fueron a esquiar en 1982, cuando llevó a sus hijos a una pista demasiado difícil para ellos, Dobson dice: "Ambos hijos me han perdonado por mi decisión insensata, pero yo todavía no me he perdonado a mí mismo" (Focus on the Family carta, "Dear Friends", "Queridos Amigos", Julio 1996).
¿Qué clase de palabra es ésa? ¿Es bíblica? ¿Psicológica? ¿Es auto condenación? ¿Auto justicia? ¿La Biblia nos instruye perdonarnos a nosotros mismos, o negarnos el auto perdón si nos sabe especialmente mal lo que hayamos hecho? ¿Qué dice la Biblia acerca de perdonarse uno a sí mismo?
Perdonarse a sí mismo procede de las mismas raíces humanistas, psicológicas, que el amor propio, valorarse a uno mismo, y auto estima.. Estas cosas son para personas cuyo dios es el yo, ellas mismas son su propio dios, pero no son para las personas cuyo Dios es el Señor. La Biblia nos manda claramente amar al Señor nuestro Dios, a nuestro prójimo como a nosotros mismos, a nuestros hermanos y hermanas en la fe, y aun a nuestros enemigos (Dt. 13:3; Mt. 5:44; 22:37-40; Mr. 12:30-31; Lc. 6:27; 10:27; Jn. 15:12). También nos manda perdonarnos los unos a los otros, como Dios nos ha perdonado (Ef. 4:32; Col. 3:13).
Es triste ver a un cristiano pensar que es su opción perdonarse o no perdonarse, y creyendo así, no perdonarse por un incidente que sucedió hace 14 años. Pero, cuando uno está comprometido con las enseñanzas egoístas de la psicología, como amor propio y auto estima, auto perdón parece ser una añadidura lógica, pero no es nada bíblico.
El perdón es un acto de amor entre personas en lugar de una transacción dentro de uno mismo. Auto-perdón es simplemente un síntoma más del amor propio que tipifica el humanismo, y la auto-condenación es simplemente una manifestación más del yo como dios.
Perdonarse o no perdonarse a sí mismo es algo basado en el orgullo. Confesamos nuestros pecados a Dios, y los unos a los otros, y entonces recibimos perdón de Dios y de los demás, lo cual debe resultar en humildad y gratitud. No recibir ni creer en el perdón de Dios, o bien porque no confesamos nuestros pecados, o bien porque mantenemos una actitud de auto justicia diciendo que: "no me puedo perdonar", es orgulloso e ingrato. Eleva la valoración de uno mismo por encima de la de Dios, y ante los demás que nos perdonan, decimos que su perdón no es adecuado.
Nosotros, como cristianos, hemos sido salvados y perdonados en base a la muerte del Señor Jesucristo, quien murió en nuestro lugar. Así que, cuando Dios perdona a Sus hijos, ya está, la cosa está terminada, firmada, sellada y olvidada. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Jn. 1:9). "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones" (Sal. 103:12).
Martin y Deidre Bobgan
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